Poesías de Reich

Rage

Me escribí la poesía en los brazos,

de arriba a abajo.

Porque la poesía me salvó

de la cuerda que quería atarme al cuello.

La poesía me enseñó,

que la misma cuerda que me ató al cuello,

es la misma que cogerá alguien para salvarse.

Saqué mi rabia

y, sobre todo, saqué fuerzas.

Salvaos conmigo.

 

La chica del Bella Ciao

Deme dos horas al día de actividad

y seguiré las otras veintidós en sueños.

(Salvador Dalí)

 

Me presento:

me llaman la chica del Bella Ciao.

(Llegados a este punto diré que sé

que lo habéis pensado,

porque yo también lo hice.

¿No debería ser la chica de las poesías?).

Lo sé,

pero eso de escribir poesías

no se me da bien.

Y mucho menos, y por desgracia,

hoy no es noche de sexo.

Pero si estoy segura de algo

es que yo me considero

vuestra fiel admiradora.

Porque vosotros sois casa,

refugio, hogar.

Vosotros sois aquel beso de cinco segundos,

sois todo lo que puede pasar en 60 segundos,

sois la máquina del tiempo.

Vosotros sois un atraco

a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Sois la memoria de Dalí.

Sois revolución.

Vosotros sois los hombres de negro,

sois la pastilla que encogió a aquel famoso detective,

sois ese misterio por resolver.

Sois amigos, sois familia,

a veces puñalada, otras abrazo.

Sois la noche fría de aquel diciembre,

sois la novena maravilla,

un abrazo debajo de aquel edredón.

Sois aquel adiós que me costó decir,

sois aquella última vez

que ya no volverá a pasar.

Sois la llama

de la que aquella pirómana se enamoró.

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